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¿Qué entendemos por “Habilidades para la vida”?



Cuando hablamos de “habilidades para la vida” nos referimos a herramientas que permiten el aprendizaje de actitudes en niños, niñas y adolescentes que favorecen un desarrollo físico, mental y emocional saludable. Por consecuencia, la aplicación de estas habilidades, permite que el niño, niña o adolescente pueda disfrutar la vida personal, social y familiar en un marco de autocuidado y cuidado de los otros. 

En específico, este tipo de habilidades se enfocan en promover la salud, aprender estrategias de resolución de conflictos, fortalecer la comunicación con los demás, toma de decisiones y prevención de conductas de riesgo. 


Algunas de las habilidades para la vida son:


  1. Habilidades sociales: Al ser la comunicación la base de las relaciones, es importante que cuando tengamos intención de comunicar algo, podamos expresarlo de manera clara. Algunos componentes que facilitan la comunicación son:


    1. Escuchar, es decir, prestar atención a lo que el otro/a está comunicando, concentrándose en el mensaje. En este sentido, es importante promover la expresión de las ideas del otro, sin interrumpirlo. Junto con esto, también es importante ponerse en el lugar de la otra persona para intentar comprenderlo.


    2. Observarse a sí mismo, es decir, estar atento a cómo el propio cuerpo está comunicando mediante el lenguaje no-verbal o directamente por nuestra expresión facial. 


    3. Hablar de manera asertiva, promoviendo la expresión de las propias ideas, pensamientos, dudas o sentimientos, considerando cómo las palabras que se utilizan pueden afectar al otro.


    4. Establecer límites frente a situaciones que generen incomodidad o desagrado.


  2. Habilidades de pensamiento


    1. Solución de problemas: Para promover esta habilidad, es importante brindar la oportunidad a los niños/as de tomar decisiones desde pequeños de acuerdo a su edad. Es importante enseñarles que, antes de tomar una decisión, es necesario tener claro cuál es el problema, por qué sucedió, de quién es el problema, identificar posibles soluciones, analizar las alternativas de solución, elegir la opción más conveniente considerando ventajas y desventajas de cada una de ellas, poner en práctica la solución y evaluar posteriormente los resultados.


    2. Pensamiento creativo y crítico: Favorece el desarrollo de la iniciativa, de la imaginación, de la fantasía, de la creación de nuevos proyectos e identificación de soluciones alternativas a problemas. Para facilitar el desarrollo del pensamiento creativo, se puede promover la expresión de sus ideas, fomentar la participación de niños, niñas y adolescentes a participar de actividades atreviendo a equivocarse, dar ideas sin resolver el problema, entregando sugerencias que le permitan generar sus propias ideas sin decirle algo concreto.


  3. Habilidades de manejo de las emociones y del estrés: Para lograr un desarrollo sano es importante aprender a identificar y expresar los estados emocionales. En ese sentido, reconocer las emociones, explorarlas e identificar qué situaciones enojan, entristecen, alegran, tranquilizan, hacen sentir envidia, o dan temor, para poder gestionar formas adaptativas de expresión de ellas. Respecto a las emociones es importante recordar que:

    1. Todas las emociones son válidas y es importante expresarlas

    2. Es importante cuidar la forma en la que expreso mis emociones, promoviendo la regulación de las mismas

    3. No hay emociones buenas ni malas, ni positivas o negativas

    4. Las personas tenemos distintos umbrales de nuestras emociones, por lo tanto, hay quienes sienten con mayor intensidad sus estados emocionales y también son válidos

    5. Tanto los sentimientos como las emociones cambian. No sentimos lo mismo cuando somos niños, niñas, adolescentes o adultos/as ante las mismas situaciones o personas.


  4. Autoconocimiento y empatía: Implica la exploración a sí mismo que favorezca el reconocimiento de las habilidades y dificultades respecto a la comunicación y a la construcción de relaciones interpersonales satisfactorias. La empatía, por su parte, hace alusión a la capacidad de comprender los sentimientos y estados emocionales de otros, logrando posicionarse desde el lugar del otro para reaccionar de la manera más adecuada posible. A su vez, el reconocimiento del estrés permite que se puedan desplegar conductas alternativas adecuadas que permitan afrontar la situación de manera adaptativa.


    Este artículo está basado en la Guía práctica sobre Habilidades para la vida.


    Secretaría de Salud [ssa]. (2010). Habilidades para la vida: Guía práctica y sencilla para promotores/as nueva vida. México: Consejo Nacional contra las Adicciones.  






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