Para muchas personas la salud mental, los trastornos mentales y el suicidio cargan con un estigma, en algunos casos es asociado a un tema tabú que impide exponer abiertamente el cómo se siente, entre otras cosas, por mitos como “si se habla del tema se incentiva a la persona a hacerlo”, por juicios y cuestionamientos del entorno, mientras que en otros casos se asocia a estereotipos como la locura. Esta percepción en ocasiones puede disuadir a una persona a pedir ayuda cuando lo necesita.
En adición a las percepciones y estigmas respecto al suicidio, se tiene que las campañas preventivas del suicidio y de cuidado en salud mental no han tenido el impacto necesario en la población para sensibilizar y ayudar en la comprensión del cómo afecta en la vida cotidiana de una persona el padecer una enfermedad asociada a la salud mental.
Específicamente respecto al suicidio, la Organización Mundial de Salud (2018) lo define como “el acto deliberado de quitarse la vida”, puntualizando que “es un acto de violencia, el cual genera para los individuos, las familias, las comunidades y los países, graves consecuencias, tanto a corto como a largo plazo, provocando efectos perjudiciales en los servicios de atención de salud”. Las estadísticas señalan que cada año se suicidan más de 800.000 personas y el suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años (Organización Mundial de Salud, 2018).
Si bien el suicidio no es una enfermedad mental, las tasas de suicidio en Chile han fluctuado de modo importante desde el año 2000, cuando desde una tasa ajustada de 9,75 por 100.000 subió hasta 12,36 el año 2008, para descender posteriormente en forma progresiva siendo de 9,32 por 100.000 el año 2014. La tasa de suicidios en el grupo de adolescentes entre 10 a 14 años, aumentó de 0,96 por 100.000 el año 2000 a 2,15 por 100.000 el año 2008. Del mismo modo, en el grupo de 15 a 19 años, la tasa de suicidio aumentó de 8,6 a 12,9 por 100.000 en el mismo periodo, posteriormente han descendido gradualmente hasta 1,71 y 8,17 al año 2014 en los respectivos grupos etarios (MINSAL, 2016).
¿Cómo prevenir?
La información respecto a redes de apoyo y ayuda profesional siempre son importantes. No obstante, tanto para adultos como adolescentes, las señales a las cuales poner atención tienen características similares, cobrando relevancia la detección temprana de estas.
¿Cómo saber si alguien está en riesgo suicida?
Comportamiento abierto y manifiesto de querer quitarse la vida. De alguna manera, la persona avisa que lo quiere hacer.
Contexto de una crisis y/o enfermedad mental, tales como depresión, adicciones u otras.
Deseo de muerte o de “alcanzar la paz”.
Existencia de una planificación de acciones que tienen como objetivo quitarse la vida. Fácil acceso a sustancias u objetos que tengan como consecuencia la muerte.
Vínculos sociales escasos o de mala calidad.
Impulsividad manifiesta (problemas para controlar sus propios actos).
Desesperanza.
¿Cómo podemos crear un ambiente de cuidado?
Hay ciertos factores protectores que evitan el riesgo suicida, tales como:
Sentir que la propia vida tiene un sentido y es importante para otros.
Confianza en uno mismo y en los logros alcanzados.
Estar abierto a buscar ayuda cuando se necesita.
Abrirse a nuevos conocimientos.
Habilidad para comunicarse.
Buenas relaciones familiares.
Integración social. Por ejemplo, participar en distintas actividades sociales, tener una ocupación o un pasatiempo.
Tener un sentido o meta para la vida.
Vivir acompañado.
Tener responsabilidades por otros.
Sentido de trascendencia
Satisfacción ante la vida, reconocer lo positivo de ella.
Capacidad para afrontar o resolver problemas.
Contar con apoyo social y ayuda de otros.
Tener un buen vínculo o relación, con un profesional de apoyo.
La familia es un apoyo fundamental y de contención cuando se pasa por una crisis vital o se vive un problema en salud mental.
¿Qué pueden hacer las familias para ayudar?
Detectar a tiempo cambios en el estado de ánimo y conductas de la persona.
Generar espacios donde se les pueda escuchar y sentirse acogidos.
Generar espacios donde se puedan distraer y pasarlo mejor.
Generar espacios donde se puedan evaluar distintas alternativas ante los problemas.
Acudir a un especialista cuando se detecten las señales de riesgo.
En el Centro Psicológico Verdán contamos con especialistas que pueden ayudarte, así como también puedes acudir a las siguientes redes de apoyo:
Autolesiones o Suicidio: Puedes llamar a Salud Responde del Ministerio de Salud 6003607777 | También puedes acudir a Fundación José Ignacio por mail a contacto@fundacionjoseignacio.org o vía chat todos los Lunes de 19:00 a 22:00 en https://www.fundacionjoseignacio.org/
Denuncias o Urgencias: Puedes llamar al 147 "Fono Niños" de Carabineros o al 149 "Fono Familia" de Carabineros.
Primera Infancia y parentalidad: Puedes llamar a Fono Infancia 800200818 de Fundación Integra.
Maltrato infantil: Puedes llamar al fono orientación SENAME 800730800
Bullying o Acoso Escolar: Puedes hacer tus consultas o denuncias a la Superintendencia de Educación 6006002626 o https://www.supereduc.cl/atencion-ciudadana/
Género y Diversidad sexual: Te recomendamos acudir a Fundación Todo Mejora https://todomejora.org
Referencias:
Ministerio de Salud de Chile [MINSAL], (2016). Departamento de Estadísticas e Información en Salud. DEIS 2016
Ministerio de Salud de Chile [MINSAL], (2017). Plan de Salud Mental 2017. Recuperado de: https://www.minsal.cl/wp-content/uploads/2017/06/Borrador-PNSM-Consulta-Pública.pdf
Organización Mundial de Salud [OMS] (2018). Suicidio. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/suicide
Vicente, Benjamín, Saldivia, Sandra, & Pihán, Rolando. (2016). Prevalencias y brechas hoy: salud mental mañana. Acta bioethica, 22(1), 51-61. https://dx.doi.org/10.4067/S1726-569X2016000100006