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Consideraciones respecto a la conducta suicida


mujer triste

Durante los últimos 45 años, las tasas de suicidio han aumentado en un 60%, siendo el suicidio en las personas entre 15 y 44 años una de las tres primeras causas de muerte. Cuando las personas presentan riesgo de suicidio, suelen experimentar un maletar psicológico intenso e intolerable, que interfiere en la capacidad de observar soluciones alternativas al suicidio. Este dolor psicológico, se traduce en sensaciones de vacío, de agobio, de desesperanza y de estar sobrepasado por los problemas. Asimismo, hay una profunda sensación de soledad que no se comparte con nadie, por no querer preocupar al otro. Por toda esta mezcla de sentimientos, es frecuente que las personas se aíslen, lo que incrementa la sensación de soledad y de no ser importantes. De igual manera, a menudo pueden considerar que su vida no tiene sentido, llegando a pensar que los demás estarían mejor si ellos dejaran de existir.


Al hablar de suicidio, es importante considerar que existe una serie de conductas que se consideran de riesgo y que varían de acuerdo al nivel de gravedad que tienen. Esto es el “Espectro suicida”, y se compone de: 1) Autoagresiones, es decir, actos voluntarios, intencionales destinados a generar daño físico inmediato en la superficie del propio cuerpo, que pueden, o no, tener la intención suicida; 2) ideación suicida, entendida como aquellos pensamientos sobre la muerte o de hacerse daño, deseos de morir o desaparecer; 3) planificación suicida, la persona tiene un plan en mente sobre formas de cometer el suicidio (cómo, cuándo, donde, y con qué lo haría); 4) intento suicida, refiere a las acciones que buscan intencionalmente causar daño a sí mismo hasta alcanzar la muerte, no logrando su consumación; 5) suicidio, es decir, muerte autoprovocada de manera voluntaria e intencional.


Existe un conjunto de señales de alerta que se pueden identificar en una persona que está en riesgo de realizar conductas suicidas. Estás señales se pueden relacionar entre sí, y se pueden evidenciar con mayor fuerza unas más que otras. Mientras más señales se identifiquen, mayor es el riesgo que se corre. Por ello, es fundamental estar atentos, y aprender a observarlas dentro de un contexto, sin subestimarlas. El foco está en la prevención. Estás son:

  • Señales verbales directas: Son frases en las que se alude directamente a la ideación suicida, con comentarios tales como “Me voy a suicidar”, “Ojalá estuviera muerto/a”, “Me gustaría desaparecer”, entre otras.

  • Señales verbales indirectas: Son frases en las que no se explicita directamente la intención de morir. Por ejemplo: “Estoy cansado/a de la vida, no puedo continuar”, “Mi familia estaría mejor sin mí”, “Muy pronto no tendrás que preocuparte de mí”.

  • Señales de comportamiento: Aumento de la irritabilidad, tristeza o desesperanza, interés o desinterés repentino por el sentido de la vida, pérdida de interés por actividades que antes resultaban placenteras, aislamiento de amistades y/o familiares, entregar mensajes de despedida, regalar objetos valiosos para esa persona, preparación de documentos legales, adquirir métodos que pudiesen ser letales, consumo de drogas o de alcohol, cambios en hábitos del sueño o en los hábitos alimenticios.

A nivel general, los suicidios pueden ocurrir con mayor frecuencia en momentos del año donde se presentan fiestas familiares, sociales o estacionales, dada la intensidad emocional con la que se viven. Así, se observa que la suicidalidad tiende a aumentar en festividades como cumpleaños, fiestas patrias, navidad y año nuevo, así como también se suele incrementar a fines de la primavera, principalmente durante noviembre y diciembre. En aquellos momentos, muchas personas tienden a realizar una revisión de cómo ha sido para ellos el último tiempo, lo que puede promover la aparición de frustraciones, miedos, incertidumbre y ansiedad. Si a esto se suman los estresores propios de las fiestas, tales como compartir en contextos familiares de conflicto y experimentar sensaciones de incapacidad para enfrentar situaciones que causan dolor, aumentan las posibilidades de un desequilibrio emocional.


A nivel específico, las situaciones estresantes a nivel interpersonal, laboral, académico o financiero que ocurren durante los últimos meses previos a la conducta suicida, incrementan significativamente el riesgo. De la misma forma, llevar un estilo de vida con frecuente sobrecarga y estrés, también favorece el peligro. A nivel del funcionamiento familiar, las características asociadas a una mayor vulnerabilidad para cometer suicidio son peleas constantes, ambiente hostil, límites excesivamente rígidos, laxos o inexistentes, distancia emocional, bajo nivel de apoyo frente a las adversidades, invalidación emocional y baja solución de problemas. Por el contrario, se ha observado que las relaciones familiares satisfactorias y de calidad, así como los cuidados parentales suficientemente buenos y que validen la experiencia emocional, se constituyen como importantes factores protectores.


Durante la crisis suicida, las ideas asociadas al suicidio se vuelven intensas y convincentes; sin embargo, al mismo tiempo existen deseos de seguir viviendo “si las cosas mejoraran” y si se les brindara un poco de ayuda. Por lo tanto, se vuelve fundamental entregar apoyo en aquellos momentos para prevenir el intento de suicidio. La ayuda que están buscando las personas que están en crisis, puede ser demostrada mediante la escucha activa, la asistencia y el acompañamiento, sin emitir juicios de valor.

Por lo tanto, uno de los principales factores que promueve la protección, es la comunicación abierta con la familia. Es decir, que tanto el espacio familiar como el espacio social, brinde contención emocional, seguridad y confianza, para expresar temores e inquietudes. Al mismo tiempo, que la persona pueda encontrar orientación y validación de ellos, favoreciendo instancias de intercambio de ideas.


Conversar abiertamente con familiares y/o amistades sobre suicidio o sobre las propias intenciones de terminar con su vida, puede ser un importante factor protector. En este punto, es necesario enfatizar que hablar sobre el tema no incrementa la posibilidad de cometer suicidio, sino que, reduce la posibilidad de cometerlo, e incluso puede ser una oportunidad en la que se fomente la expresión de sus sentimientos. La mayoría de las personas con ideas suicidas, son sinceras y se sienten aliviadas cuando se les pregunta sobre las intenciones que tienen. Además, quien lo detecta puede actuar de manera efectiva para activar las redes de apoyo de la persona y promover que inicie un tratamiento con profesionales de la salud mental que la pueden ayudar.


El momento para conversar con la persona en riesgo es cuando esa persona esté dispuesta a escuchar y expresar sus sentimientos o pensamientos. Si ello no ocurre, es importante generar espacios de diálogo; por ejemplo, buscar espacios para conversar en lugares tranquilos, cálidos, sin ruidos, y donde haya una baja posibilidad de ser interrumpidos. Otra alternativa es salir a caminar, o invitar a la persona a hacer algún tipo de actividad placentera para él o ella. Es importante destinar tiempo de calidad en el vínculo con esa persona, acompañándola en silencio si fuese necesario, para luego motivar otros espacios de diálogo.

Si te encuentras en una situación de riesgo, o conoces a alguien que pudiese estarlo, te invitamos a que asistas a consultar con los y las psicólogas del Centro Psicológico Verdán. Como tu salud e integridad es prioridad para nosotros, te recomendamos algunos contactos que pueden ser de ayuda.


Contactos que te pueden ayudar:


dos mujeres conflictuadas


Referencias:


Bustamante, F. y Garcés, S. (Eds.). (2021). No estás sol@: prevenir el suicidio es posible. Universidad de Los Ándes. https://static1.squarespace.com/static/60cea3c037a77c4cc713db64/t/613ab744782cd877761b1dca/1631237982165/Radar_Libro_Digital.pdf

Echavárri, M. (2015). Aumento sostenido del suicidio en Chile: un tema pendiente.

Ministerio de Salud de Chile [MINSAL]. (2013). Programa nacional de prevención del suicidio: Orientaciones para su implementación. https://www.minsal.cl/sites/default/files/Programa_Nacional_Prevencion.pdf

Ministerio de Salud de Chile [MINSAL]. (2019). Recomendaciones para la prevención de la conducta suicida en establecimientos educacionales. https://www.minsal.cl/wp-content/uploads/2019/03/GUIA-PREVENCION-SUICIDIO-EN-ESTABLECIMIENTOS-EDUCACIONALES-web.pdf


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