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El duelo silencioso de los términos de relación

El fin de una relación de pareja es una experiencia emocional profunda, que muchas veces se vive en silencio. Aunque no haya fallecido nadie, terminar una relación conlleva un proceso de duelo: se pierde un vínculo, una rutina compartida, un proyecto de vida… y muchas veces, también una parte de uno mismo.


Es común que este tipo de duelo no sea validado por el entorno. Escuchamos frases como “ya lo vas a superar”, “mejor sola que mal acompañada” o “no era para tanto”. Sin embargo, quienes han vivido una ruptura significativa saben que el dolor emocional puede ser intenso, confuso y sostenido en el tiempo.


¿Por qué duele tanto?


La ruptura implica una pérdida afectiva real. Más allá de cómo terminó la relación, hay una historia compartida, expectativas, recuerdos y vínculos que se disuelven. Además, muchas personas enfrentan sentimientos de:


  • Tristeza y nostalgia por lo que se pierde.

  • Culpa o dudas, incluso cuando tomaron la decisión.

  • Miedo a la soledad o a no volver a conectar con alguien.

  • Rabia, frustración, confusión emocional.


Este cúmulo de reacciones es parte del proceso de duelo, aunque a veces cueste reconocerlo como tal.

¿Siempre hay duelo?


En mayor o menor grado, sí. Pero la intensidad y duración dependen de muchos factores:


  • Profundidad del vínculo emocional y duración de la relación.

  • Motivos de la ruptura (traición, desgaste, decisión mutua, etc).

  • Si hay dependencia emocional, hijos, o vínculo laboral/familiar posterior.

  • La historia personal y los recursos emocionales disponibles.


Incluso en relaciones breves o en rupturas “amistosas”, puede existir dolor, ya que no hay una forma "correcta" de sentir.


¿Cómo saber si estoy en duelo?


Algunas señales comunes:


  • Pensamientos recurrentes sobre la relación o la ex-pareja.

  • Cambios en el estado de ánimo: tristeza, apatía, irritabilidad.

  • Alteraciones del sueño o del apetito.

  • Aislamiento social.

  • Dificultad para concentrarse o disfrutar actividades cotidianas.


¿Qué puede ayudar?


  • Validar lo que sientes: no minimizar ni compararte con otros.

  • Hablarlo con personas de confianza o con un/a terapeuta.

  • Evitar el contacto impulsivo con la ex-pareja si dificulta el proceso.

  • Recuperar tu espacio y tu identidad: hacer cosas para ti.

  • Tener paciencia: el duelo no tiene un plazo fijo, pero puede acabar de forma saludable.


El duelo por una ruptura amorosa no siempre se nota desde afuera, pero puede impactar profundamente. Reconocerlo como un proceso válido y buscar apoyo puede marcar la diferencia entre transitarlo con sufrimiento o con conciencia y cuidado personal.



Fuentes:

López-Cepero, J., y Rodríguez-Morell, J. (2021). Duelo adaptativo, no adaptativo y continuidad de vínculos. Enfermería Global, 20(61), 1–162. https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1988-348X2021000100001

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